Lara y Nacho jugaban en el jardín de la casa, era una tarde de primavera muy linda pero con muchas nubes. Acostados en el pasto, buscaban formas en ellas.
-¡Es un juego muy divertido, nunca imaginé que en las nubes podían encontrarse tantas formas- Dijo Lara entusiasmada - y Nacho, concentrado en la búsqueda le respondió:
- ¡Una vaca! y ahí un gato! ¿los ves? ¿los ves Larita?
-¡Si Nacho! los veo! -.
De pronto una gran nube pasó sobre ellos, era tan grande que casi ensombreció todo el jardín.
- ¿A que se parece?.... yo tengo vista esa forma.- Dijo preocupado Nacho
¡Ya sé! ya sé! es igual al auto rojo que perdí el otro día. ¿Pero como llegó al cielo?
- Lara con cara de resolver el misterio, dijo:
-Pasó un pajarito volando y se lo llevó para jugar, después lo llamó su mamá a tomar la leche y lo dejó sobre una nube y, al pasar el hada de las estrellas, viendo que el auto estaba solito, lo guardó para que no se pierda.
Nacho, mientras observaba la gran nube auto, pensó que ésa, era la única explicación que podía existir, igual algunas dudas flotaban en su cabecita, pero seguramente Lara tendría una respuesta, y volvió a preguntar.
-¿Y en donde lo guardó?
- Dentro de una nube, junto con las estrellas, donde más. - contestó Lara.
- Ha, ¿el hada junta todas las estrellas y las guarda en una nube? - dijo Nacho sorprendido, claro, nunca se le había ocurrido pensar en donde estaban las estrellas cuando se hace de día, pero Lara, se ve que había estudiado el problema y estaba bien informada y también le contestó.
- ¡Por supuesto! no las va a dejar sueltas por ahí para que se mezcle el día y la noche! imaginate que se armaría un lío bárbaro! algunos se irían a dormir y otros a trabajar, no sabríamos si cenar o almorzar. Sería un desastre universal.
- No sí, claro claro. - Nacho afirmó la respuesta de Lara.
- Pero, al final, este hadita, ¿me va a devolver el auto?
Lara, con las manitos debajo de su cabeza y siempre mirando al cielo, también le contestó:
- Ah! eso sí que no podría asegurarlo, vos lo dejaste tirado por ahí, podría no devolverlo nunca más!.... aunque si un adulto se lo pide... por ejemplo tu papá. es posible que sí, al fin de cuentas es un hada y las hadas son buenas.
- Claro, claro, - Nacho se quedó pensando en que nunca más volvería a ver a su auto rojo. Y mirando a Lara le preguntó si no quería tomar la leche con él en su casa, su mamá le había comprado unas ricas galletitas para compartir con ella. Lara le dijo que sí , se levantaron del pasto, y juntos caminaron hacia la cocina.
Mientras tomaban la leche, un sonido a llaves llamó la atención de los chicos, era el papá de Nacho que llegaba del trabajo, los chicos corrieron a saludarlo.
- Hola chicos! ¿Saben que encontré en el hall de la casa?
- ¿Qué? - preguntaron impacientes
Y sin decir nada sacó de su bolsillo un autito rojo.
Los dos abrieron los ojos muy grandes, tan grandes como pudieron y asombrados, tomaron el autito y salieron corriendo hacia el jardín, miraron al cielo y ya no quedaba ninguna nube. El cielo, celeste, los invadía.
Lara y Nacho emocionados y felices gritaron - ¡Gracias hada de las estrellas! y con una sonrisa entraron a la casa.
Texto: Silvina Troicovich
Ilustración: Jazmín Varela
3 comentarios:
Hermosísimo texto y preciosa ilustración!!Me encantó!!
Gracias por algo tan lindo.
¡ESTA LUNA SIEMPRE SORPRENDE CON SUS BELLEZAS...!
Precioso relato...me ha encantado...un saludo
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