Hace muchos, muchísimos años, en un país de Oriente, un hombre pintó un cerezo.
Un cerezo en flor.
El cerezo era tan hermoso que el hombre dijo:
“Sólo falta que aniden aquí los pájaros”.
Y abrió de par en par las ventanas de su casa.
Tibia sopló la brisa.
Y los pájaros entraron y fueron a vivir entre las ramas.
Pasaron los años y el hombre que había pintado el cerezo envejeció, hasta morir.
El tiempo pasó también sobre la seda destiñendo los colores.
Cierto día, los mandarines descubrieron el cerezo y ordenaron restaurarlo.
Con delicados instrumentos, los artesanos de aquel país de Oriente remarcaron las flores y las ramas.
Pero los pájaros ya no se engañaron.
¨Huellas en la arena¨
María teresa Andruetto. (Pan Flauta, Sudamericana)
Texto: María Teresa Andruetto
Ilustración: Ester García Cortés
4 comentarios:
this is gorgeous!!!
¡Feliz de aquel que no se deja engañar dos veces!
Qúe emoción reeler tan bella historia. Ya contada a mis hijos desde el libro.
Y ahora la luna la regala desde su cielo de web.
muchos besos.
Excelente cuento, narrado con limpieza y economía de recursos y que, sin embargo, cala profundo y da para interpretaciones múltiples. A mi entender , en este cuento está presente aquel concepto según el cual "el arte imita a la naturaleza". Claro, el gran arte, no cualquier arte. Y por ello, los pájaros no se engañaron la primera vez, pues el árbol era "verdadero". Luego, tocado por manos de otros, no artistas, simples restauradores, ya no fue el árbol. Felicitaciones y chapeux para la autora.
Anneka
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