domingo, 22 de febrero de 2009

La corchea traviesa




Erase una vez una corchea traviesa que se había aburrido de su vida, tristemente olvidada entre las hojas polvorientas de una partitura.
Su vida colgada de la línea de un pentagrama, le parecía de lo más monótona. Por eso un día decidió escarpase cuando las manos distraídas de un músico, abrieron la partitura justo en la hoja en que se encontraba colgada. Se deslizo discretamente sin que nadie se diera cuenta, dejando su lugar en blanco.
Ahí empezó su aventura por el mundo, caminando incansablemente.
Así, un día se asomo a la puerta de un teatro en el que se presentaba un pianista conocido. De escondidas, la corchea se fue a sentar sobre la partitura de aquel pianista...

-Estas desafinando negra!
- No, no soy yo, es la fusa!
- No, no somos nosotras, miren es esta corchea!....

Provoco tal alboroto, que el coro desafino...y tuvo que escaparse nuevamente corriendo!

Se dió definitivamente cuenta que su vida ya no era de partituras! Entonces decidió cambiar de rumbo!

Saliendo del teatro se dirigió hacia un pueblito donde estaban festejando el Santo del lugar. Ahí estaba tocando una banda, y la corchea se sentó a tomar el sol sobre la corneta de una trompeta. Se resbalo como en un tobogán hasta la garganta del músico que se atraganto con ella

Pjrrr! Que pasa?.........

Los demás músicos lo miraron chueco por el error cometido. Y la corchea solo tuvo tiempo de escaparse, saliendo soplada por los labios del músico enojado!
Decidió entonces buscar otro lugar para vivir. Después de muchos días de viaje, llego cansada, enflaquecida y un poco desafinada, a las orillas del lago Titicaca.

Se acerco despacito a un niño silencioso que estaba ahí, pastando sus llamas. La silueta del niño se confundía con el paisaje tranquilo y transparente del altiplano, donde los colores son tan orgullosos como la rebeldía acallada.
La corchea se quedo totalmente hipnotizada por tanta belleza tan violentamente tierna.

El niño entonces saco de su bolsillo curtido de frío y días de pan duro, una zampoña...y como cada día empezó a tocar la melodía de su viaje interior, que escapaba multiplicada por los tubos de su instrumento. La corchea se deslizo en una de las cañas y espero el momento oportuno para intervenir...

Niño y corchea, corchea y niño se hicieron amigos por siempre!




∞ La zampoña o flauta de pan es un instrumento musical de viento.




Texto: Michelle Déchelette

Ilustración : Marcelo López

4 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

QUE BONITO tanto el cuento como ilustrción hermosa conbinación!! saludos!!

Beatriz Abel dijo...

me encanto el cuento, tiene ritmo musical, haciendo juego con el tema,y la ilustración muy simpática, felicitaciones a los dos autores

zime dijo...

Si, está hermoso. Felicitaciones!
(^v^)